"PROVOCO A LA REALIDAD PARA PRECIPITARLA"
El realizador polaco Marcel Lozinski abrió ayer en Play-Doc con aplausos su primera retrospectiva en España. Continúa hasta el domingo y mañana dará una clase magistral sobre su método de "abrir la realidad".
Tui. 1 de abril de 2011. El director polaco Marcel Lozinski tuvo ayer su primera sesión de un ciclo con siete películas que permitirá por vez primera al público español conocer su figura, fundamental para entender el cine de su país a caballo entre los 70 y 80 y autor clave del documental contemporáneo. Entre sus numerosos reconocimientos destaca la nominación al Oscar en 1994 por A 89 mm. de Europa, un film que los espectadores podrán ver en la sesión de hoy y que él considera "una metáfora de las diferencias entre las dos Europas, que deberían estar unidas". En esta línea, su trayectoria está marcada por su método de "abrir la realidad". En él, Lozinski hace que las personas retratadas interpreten roles en contextos reales para forzar situaciones significativas que hablen de la condición humana y que son también un estudio sociológico de la comunidad retratada en cada momento. "Provoco a la realidad para precipitarla, para ir más allá de la superficie e investigar en las profundidades, hacer salir todo lo que está escondido", explica el autor a este respeto.

Es la técnica que podemos ver en Happy End, en la que un trabajador es literalmente juzgado con crueldad en una asamblea de una fábrica de los tiempos del régimen soviético, criticando los mecanismos de represión del sistema. "Las películas que producíamos iban a parar a un armario, pero en 1981, en la primera asamblea del sindicato Solidaridad, la gente hacía colas enormes para verlas porque hablaban de su sentir", explica Lozinski sobre el régimen, un régimen que censuró muchos de sus filmes durante años. Es el caso de Cómo vivir, largometraje polémico que muchos consideran ficción antes que documental porque el director vuelve a forzar esas situaciones con actores, ahora en un campamento para familias en el que se corrigen las malas conductas y los más obedientes a la dirección son recompensados. Lozinski incluso coloca a un colega de infiltrado dentro de la directiva del partido comunista elegida para coordinar esa aparentemente inofensiva actividad de verano. Sobre este tema, el realizador expone que "no distorsiona la realidad, simplemente hace salir cosas de las que de otro modo no podría hablar".

Otro de los filmes esenciales de la retrospectiva es Todo puede ocurrir. Aquí, como en otras ocasiones, Lozinski usa a su hijo Tomaszek ("que era con seis años aún una mente libre sin las normas de pensamiento impuestas por el sistema educativo", dice) para que intervenga con gentes diversas en el lugar de filmación. En este caso, es el protagonista absoluto en un parque en el que se pone a hablar con los ancianos sobre la existencia humana en clave positiva y esperanzadora. Un instantáneo y tierno ejercicio que cautivará a los espectadores en la sesión de hoy por la noche. Completan el ciclo Mi puesto, retrato irónico de los empleados de un hotel en el que cada uno de los protagonistas cree ser la pieza más importante de la organización; la intensa Para que no duela, que provocó ayer un interesante debate en torno a la forma violenta que tiene el cine de mostrar la esencia de las personas a una vasta audiencia; y El tacto, sobre un curandero que dice tener poder sanatorios y de corte más observacional que las demás.


Más información en www.play-doc.com.

CONTACTO:
prensa@play-doc.com
tlf. 686876029