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Urszula Flis, una mujer cultivada que vive a solas en una granja, es visitada de nuevo por el equipo de rodaje de Łoziński. Mientras que la primera película, Wizyta (La Visita,1974), trata de la intromisión en su vida por parte de los medios de comunicación y los intentos de manipulación de la propaganda comunista polaca, en Żeby nie bolało se retoma el tema de la soledad, cuestionándose en esta ocasión los límites del cineasta a la hora de interferir en la vida de sus personajes. La propia Flis establece ese límite cuando dirigiéndose a Łoziński le pide: «Haz que no duela».