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La muerte de mi hermano de siete años, cuando yo tenía nueve, permanece en mi memoria como un recuerdo doloroso e imborrable. Mis padres no supieron como afrontar la pérdida de su hijo y todos en mi familia sufrimos un dolor indescriptible. Phantom Limb parte de esta historia personal y nos recuerda que el luto, a pesar del desamparo y el dolor que provoca, nos advierte de la impermanencia de la vida.