Raymond Depardon es sin duda uno de los nombres indispensables del cine de lo real contemporáneo. Fotógrafo de reconocido prestigio, es quizás el único que ha sabido franquear con éxito el paso de la fotografía al cine. Su manera de filmar, desprovista de todo sentimentalismo y subjetividad, no busca la comunicación ilusoria ni la empatía con lo que retrata y muchísimo menos la complicidad con el espectador.
Todos los fragmentos de realidad atrapados por su cámara adquieren inmediatamente el valor de un documento sobre un fragmento del ser humano en toda su complejidad, sin posicionamientos ideológicos, ideas preconcebidas o juicios morales. Y es que, como dice el crítico Alain Bergala, Depardon observa con la mirada del gato, una mirada silenciosa y atenta pero a la vez enigmática, inescrutable.
Es esta postura, siempre a contracorriente de lo que ha despertado el debate sobre el documental de los últimos treinta años, la que convierte a Depardon en un cineasta excepcional. Con el paso del tiempo su obra conserva todo el peso de su realismo, su opacidad y todo su potencial de posibles interpretaciones.
Play-Doc dedica una retrospectiva a este maravilloso fotógrafo y realizador francés presentando algunas de sus películas más emblemáticas. |
