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Este es un momento importante en la Historia. El fracaso del capitalismo occidental (estadounidense), como puso de manifiesto la caída virtual de Wall Street el otoño pasado, ofrece una oportunidad sin precedentes de encauzarlo «TODO» en una nueva dirección. El cine independiente, así como las webs independientes y los medios de comunicación independientes son poderosas armas para poder llevarlo a cabo. Los grandes medios están a la defensiva pero no por ello han perdido su poder y, cada vez más, los festivales independientes, pequeños y locales, son el único medio de dar a conocer a los cineastas independientes, esparcidos por el mundo entero. El público empieza a despertar y a darse cuenta de que lo que han visto en los multicines, las televisiones y las webs de los grandes grupos mediáticos es un producto más, que en nada se diferencia de cualquier otro producto comercial, ya sea un coche último modelo, una hamburguesa o un nuevo refresco de cola artificialmente edulcorado. Todos estos productos comerciales son de alguna manera un veneno, contaminan nuestras vidas como contaminan el mundo. El público debe controlar lo que ve y no dejar que las grandes empresas impongan su sistema feudal en nuestras vidas.

Más que nunca Play-Doc es precisamente lo que necesitamos para reunirnos. Es pequeño y local. Las películas están seleccionadas cuidadosamente y no son demasiadas. La gente que va a Play-Doc tiene la oportunidad de ver todos y cada uno de los documentales que se presentan durante los cinco días que dura el evento. Tras las proyecciones todo el mundo tiene la oportunidad de conversar con los demás. Todo en el festival está hecho a escala personal, con un ambiente informal.

Me encantó saborear la cultura local: la comida, los restaurantes, el vino, la gente de Tui y la música. La música es esencial en el festival y los conciertos después de las proyecciones son tan importantes como las películas. Play-Doc está en la vanguardia de la guerra cultural contra el dominio de las grandes empresas. En estos tiempos en que nos sentamos ante el ordenador, en busca de algo que nunca parece suficiente, es importante ser capaz de apagarlo y mirar a la gente cara a cara para hablar de cine y de música y de la vida en esta pequeña ciudad del norte de España, (y huir) lo más lejos posible, aunque sólo sea durante unos días esperanzadores, de todo el «ruido» y el pesimismo que hay en nuestras vidas.

Lech Kowalski



www.play-doc.com